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Saranyana: «El sucesor de Benedicto XVI también tendrá que ser un intelectual»
El sacerdote Josep Ignasi Saranyana es profesor ordinario emérito de Historia de la Teología en la Universidad de Navarra y miembro del Comité Pontificio de Ciencias Históricas. Pero sobre todo es un maestro que conoce personalmente a Joseph Ratzinger y estuvo en la UIC para hablarnos -con la perspectiva que da la renuncia del Papa- de lo que ha supuesto el pontificado de Benedicto XVI y de cómo debería ser el que siga: «Al día siguiente del 28 de febrero».
Doctor en Teología y en Filosofía y Letras, licenciado en Ciencias Políticas y Económicas y colaborador asiduo de La Vanguardia. Corrían los fríos gélidos de enero de 1980, cuando Joseph Ratzinger era arzobispo de Múnich y estaba pasando unos días en su casa de Ratisbona. Allí, en aquella ciudad de la Baviera natal del primer papa emérito de la historia, recibió a un joven sacerdote catalán que hacía su tesis sobre San Buenaventura. De hecho, ya llevaban unos diez años intercambiándose correos por motivos más o menos profesionales.
Desde entonces, Saranyana ha visto unas cuantas veces más a Ratzinger: en Múnich y en Roma. También, más tarde, siendo ya el Santo Padre. Esto ha hecho que haya seguido bastante de cerca este pontificado, por lo que desde el Vicerrectorado de Comunidad Universitaria le invitaron a dar una conferencia en la UIC.
Saranyana estructuró su discurso remarcando las líneas básicas de este pontificado y cómo Benedicto XVI supo llevar adelante algunas cuestiones del Concilio Vaticano II que todavía hoy no se han acabado de entender, “tampoco gente de la curia –afirmó–; este concilio supuso una gran novedad y el Santo Padre ha sabido hacer un equilibrio entre los que no compartían algunas ideas y los que sí. El problema de esto es que ha recibido por dos lados”. De todos modos, seguía más adelante, esta “es una tensión normal en la Iglesia, pero, como es lógico, también ha hecho sufrir tanto a este Papa. El siguiente deberá seguir haciendo este trabajo”.
Por otra parte, en opinión del profesor de la Universidad de Navarra, el Papa ha sido un hombre que, “desde su papel de profesor”, ha dialogado mucho con el mundo de hoy. Y resumía el papado en tres diálogos: “el diálogo con las ciencias físicas positivas, el diálogo con la gran cultura de la ilustración, y el diálogo con el Estado liberal, fruto de la revolución francesa”. Según Saranyana, son puntos que intentó resolver el Concilio Vaticano II, pero que aún queda mucho por hacer. “El de Benedicto XVI ha sido un pontificado brillantísimo sin embargo, es una asignatura apenas comenzada. Por eso –seguía el ponente– creo que el siguiente Papa también deberá ser un intelectual”.
Finalmente, y durante el turno de preguntas, el profesor Saranyana explicó que hay otra asignatura pendiente sobre el último concilio y es el hecho de la libertad religiosa, “todavía muy poco entendida por muchos países: no quiere decir que el Estado debe ser indiferente o neutral, sino que debe respetar las convicciones religiosas de las personas, mostradas pública o privadamente, a no ser que afecte el orden público. ¿Por qué, por ejemplo –se preguntaba– el presidente de muchos países ha dicho unas palabras de despedida al Papa Benedicto, mientras que aquí no se ha dicho absolutamente nada?”. “Entender que la Iglesia no es fundamentalmente la jerarquía, sino el pueblo”, es para muchos, muy difícil”, concluía.
Al finalizar, Josep Ignasi Saranyana afirmó que “el gran legado de Benedicto XVI es el mensaje sobre la relación entre fe y razón: hay que pensar la fe, hay que utilizar la razón. Pensar por tu cuenta, pero teniendo claros los principios cristianos”.