En Bioética I planteamos la reflexión en torno al valor de la vida humana y su dignidad como principio originario para la ética médica, esto es, para la toma de decisiones que implica el respeto y la responsabilidad recíprocos en la relación médico-paciente. La teoría ética de los principios basados en la persona no es algo que permanece en un nivel abstracto, formal o intrascendente, al contrario, la teoría ética pasa a ser concreción diaria en la compleja praxis médica que incorpora los conocimientos procedentes de distintas disciplinas tanto científicas como morales. Kart Lewin afirmaba que “no hay nada más práctico que una buena teoría” y esta buena y práctica teoría bioética procede del principio universal de la dignidad intrínseca de todo ser humano.

 El desarrollo de la medicina, de la ciencia y de nuevas leyes ponen ante nosotros un cúmulo de nuevas situaciones que exigen respuestas que, para su aprobación o rechazo, necesitan una justificación teórica que resulta difícil proponer en un mundo pluralista y con intereses no siempre bien identificados. La bioética se convierte en algo concreto y existencial para la ética médica cuando hace del respeto a la existencia humana el núcleo innegociable de su razón de ser. La ética no es relativa, es concreta, es existencial, cuando responde sobre el valor de la propia vida y la de los demás.

No podemos esperar de esta disciplina un listado de normas de qué hacer o no hacer en situaciones más o menos similares, su aportación va más allá. Busca dotar al universitario de una apertura a principios y valores que permanecen inmutables ante un mundo tecnificado. Tocará a cada uno hacer de la teoría ética una verdadera praxis médica.