Al comenzar la sesión, el profesor Armengol hizo un repaso de los antecedentes históricos de la institución escolar, refiriéndose a la importancia que tiene y el poco valor político que a veces parece que se le da. “En España –mostraba contrariado el conferenciante– la educación ha estado en el centro del debate político desde la transición. La única ley que se ha promulgado con un amplio consenso ha sido la LEC en Cataluña, y es una ley que regula bien poco, y con todo ahora ya hay quien disiente, aunque la consensuó”.

En este sentido, Armengol se quejaba de los cambios continuos que sufre la educación debido a la política. “La escuela siempre está en crisis –explicó– porque siempre está en el debate político y social”. Además, a través de la política, a menudo se usa la escuela como un lugar para introducir una ideología: “es un concepto totalmente desfasado. Los regímenes totalitarios –decía– nunca han podido establecer modelos educativos estables”. Lo que realmente influye en la escuela son otros agentes como la familia, los amigos, la tele, las redes, etc. “Lo que hacemos de 9 a 5, se deshace de 5 a 9”.

Por otra parte, Carles Armengol defendió que “la escuela es un servicio de interés público y, por tanto, debe estar reconocida y apoyada por los poderes públicos, incluso aquellas que son de iniciativa privada”. Por ello, y con números sobre la mesa, terminó hablando de las disfunciones que hay actualmente en la escuela concertada: “la media del gasto público por alumno al año –la suma de escuela pública y de escuela concertada– es de 4.428 euros. Cuando se hace la media del coste de la plaza en una concertada, el coste se reduce a 2.893 euros al año, es decir, que la media de la pública es mucho más alta”.