Dicen que el mundo es de los que están cansados ​​y, sin embargo, luchan. Luchan porque sueñan cada día en nuevos horizontes. “Es importante soñar para triunfar en la vida y cambiar el mundo”, reconoce Ricardo: “En parte, gracias a estos sueños somos capaces de superar barreras, motivaciones nuevas y mejores”. Salir de la peligrosa “zona de confort”.

Los sueños de Ricardo, cuando comenzó, estaban muy claros: “Mi objetivo profesional era haber terminado un máster y comenzado un doctorado antes de los 30. Y, a nivel personal, casarme”. Dicho y hecho, como quien dice: no ha sido coser y cantar, pero sí ha llegado… En parte: “La vida es tan rica que nos ha regalado a nuestro primer hijo, Javier: me ha hecho replantear la necesidad del doctorado, y  todavía tengo un par de años de margen para abrirme a nuevos proyectos”.

“Uno propone, Dios dispone”. Efectivamente, a veces la vida te lleva por otros caminos, pero si no se empieza soñando y lanzándose a nuevos objetivos, la cosa no va bien. Y Ricardo –que reconoce, con una sonrisa de oreja a oreja, que sigue en las nubes– no ha dejado de ponerse retos. “Ahora compartidos con mi familia, que es donde tengo la cabeza”, pero siempre adelante. “Me queda mucho por crecer profesionalmente hablando. Tengo que seguir perfeccionándome como dentista, sigo con la idea de hacer el doctorado, terminar estableciendo una clínica… Todo lo que eran nubes ahora ya comienzan a ser realidades”.

La de Ricardo no es una vida diferente de las demás. Es la vida de un soñador que decidió encaminar sus sueños en UIC Barcelona.