La conciencia anticipativa de la muerte, un rasgo específicamente humano, determina nuestra manera de existir: vivimos sabiendo que tenemos que morir, y este saber, que nos acompaña desde las primeras manifestaciones de racionalidad, afecta a toda experiencia vivida. No obstante, ¿es posible desafiar la muerte de alguna manera? ¿Es posible relativizarla? ¿Podemos considerar la muerte el mal absoluto?

Estas son algunas de las cuestiones que planteó el profesor Xavier Escribano en la sesión del pasado martes. “Los ejemplos de Sócrates, Thomas More o Sophie Scholl –explicó el ponente– nos hablan de actitudes ante la muerte en las que la afirmación de valores trascendentes con los que el ser humano se compromete de manera definitiva pone en suspenso el pánico de morir, o, incluso, el mismo poder avasallador de la muerte”.

La sesión de Escribano corresponde a la primera de este curso de un ciclo de conferencias filosóficas que comenzó hace cuatro años y que está dirigido a alumnos y profesores de bachillerato, aunque abierto también a todo el mundo que tenga interés.

Los profesores de Filosofía de la UIC imparten estas sesiones con el deseo de estimular la reflexión de los asistentes. Las exposiciones tienen una duración de tres cuartos de hora, para que pueda haber, posteriormente, unos minutos de coloquio.