A lo largo de su discurso, el padrino explicó su trayectoria profesional, a partir de la cual dio algunos consejos a los alumnos sobre cómo enfrentarse al futuro profesional.
Así, les insistió en que “no debería faltar nunca el buen humor en vuestro día a día. Con la alegría se consigue mucho. Comunicamos mucho mejor, creamos las circunstancias adecuadas para ser más creativos y encontrar mejores soluciones”.
También les animó a “ser valientes y tener coraje”. Por último, les habló de la ética empresarial: “el mundo no se ha de ver como una competición, sino que hay tratarlo desde la generosidad, donde hay cabida para todos. Es la mejor opción para crecer como personas y para encontrar la felicidad”.
Por su parte, el Dr. Pedro García del Barrio, vicedecano de la Facultad, afirmó que: “La sociedad reclama profesionales nobles y sinceros, con empuje, esperanzados; directivos que acierten a distinguir las quejas estériles de las críticas constructivas. Gente a quien se le pueda reconocer por su competencia, integridad y honestidad, tanto en el desempeño profesional, como en el entorno personal y familiar”.
También explicó que el Grado en ADE de UIC Barcelona “aspira a que sus graduados encarnen el verdadero espíritu universitario, cultivando unos valores de los que la sociedad está muy necesitada. El humanismo cristiano nos ha hecho comprender que la dignidad de cada individuo trasciende su productividad, y que –en ese sentido– cada persona es insustituible.”
Asimismo, hubo lugar para unas palabras de los representantes de los estudiantes que, tras la entrega de los diplomas, se dirigieron a los presentes con discursos que querían ser un recuerdo de los años vividos en la Universidad.
El Dr. Toni Mora, decano de la Facultad, fue el encargado de cerrar el acto. Afirmó que año tras año “aprendemos de nuestros alumnos” y les recordó que ahora ya como alumni les tocaba ser embajadores de la marca UIC Barcelona y que encontrarían en esta siempre su casa.
El acto terminó con el tradicional canto del “Gaudeamus Igitur”.
