Nada más empezar, el fiscal dejó claro que su profesión no consiste en ser “un defensor del Estado, sino de la justicia” y que la actuación de la Fiscalía de menores abarca dos vertientes: la protección y la reforma.

Como el ponente explicó, la función de protección se da tanto en el ámbito civil como en el penal. En el ámbito civil, el fiscal interviene en procesos de separación y divorcio con hijos menores. En el ámbito penal, se le encomienda la función, por ejemplo, de ponderar la conveniencia de interponer querella o denuncia cuando la víctima es menor. Existe también una función de protección del testigo menor de edad.

En cuanto a la vertiente de la reforma, trata de que “los menores delincuentes se olviden de los motivos que les llevaron a delinquir”.

Tal como explicó Borjabad, en los casos de menores, el fiscal instruye directamente el procedimiento, pero siempre con un juez de garantías que será quien, por ejemplo, “dará las órdenes de registro”.

El objetivo principal de la Fiscalía de menores es que permanezca la protección del menor. “Todo el procedimiento –dijo Borjabad– debe estar orientado a la reinserción del delincuente menor”.

En este sentido, para reinsertar al joven en la sociedad, un equipo técnico formado por educadores y psicólogos redactan un informe psicosocial del menor que explica la historia del menor y propone una solución.

La conferencia tuvo lugar en el marco del ciclo de conferencias de formación continua que organiza durante todo el curso la Facultad de Derecho.