27/06/2014

El futuro de los arquitectos pasa por extender su capacidad de proyectar más allá de la arquitectura

Ser capaces de definir un nuevo modelo profesional para el arquitecto, válido para un escenario económico, social y político como el actual, completamente diferente al que habíamos conocido hasta ahora. Este es el gran reto y a la vez la gran oportunidad que define el futuro del ejercicio de la arquitectura y, por extensión, de la universidad que forma los profesionales. Este fue uno de los argumentos centrales de la conferencia que el decano del Col·legi d'Arquitectes de Catalunya (COAC), Lluís Comerón, llevó a cabo el miércoles 13 de marzo en la l'Escola Tècnica Superior d'Arquitectura de la Universitat Internacional de Catalunya (ESARQ-UIC) bajo el título "¿Hacia dónde va la profesión? ¿Y la Universidad?".

Ante un auditorio integrado básicamente por estudiantes, el decano del COAC planteó un nuevo modelo profesional, caracterizado por la intensificación y diversificación de conocimientos y roles laborales, a partir de la competencia más intrínseca de los arquitectos: la capacidad de proyectar. “Hay toda una serie de actividades específicas a las cuales podemos aprovechar nuestra formación y esta competencia genérica para proyectar y ofreciendo soluciones integrales para problemas complejos, que no necesariamente están vinculados al hecho constructivo”, afirmó Comerón.

La capacidad de proyectar continúa siendo  esencial,  por supuesto, para la actividad constructiva más tradicional del arquitecto, pero también es la base para añadir nuevas capas de especialización y de perfiles profesionales, que superan los límites sectoriales y también los territoriales. Así, el COAC  está identificando  nuevos perfiles profesionales que pueden ser perfectamente asumidos por el arquitecto y muchos de los cuales se están reforzando con la formación que imparte la Escuela Sert, el centro de formación continuada del Col·legi.

Para Lluís Comerón, el nuevo modelo profesional no es nada más que una tercera dimensión o capa que se suma a las dos que ya existían hasta ahora: la del arquitecto generalista, capaz de dar una respuesta global a cualquier cuestión arquitectónica o urbanística  y una posterior, la del profesional especializado en grandes áreas “Continuaremos haciendo lo que hacíamos, y añadiremos nuevos perfiles y la Universidad será clave para conseguirlo. Entender esto con naturalidad creo que es lo mejor que podemos hacer”, aseguró el decano del COAC.

Para concluir, dejó una optimista y convincente hipótesis sobre la mesa. Partiendo de la premisa que el siglo XIX fue lo de los grandes ingenieros y el XX lo de la ingeniería y también el de los grandes arquitectos, “si nos lo trabajamos, el XXI puede ser el siglo de la arquitectura, porque somos una de las profesiones mejor situadas para dar respuesta a los problemas complejas que caracterizan este periodo”.