Cuando
Joaquim Clavaguera asumió el cargo de director general de Ejecución Penal en la
Comunidad y Justicia Juvenil del Departamento de Justicia, los centros de
internamiento para menores de Cataluña se tomaban como modelo en muchos otros
territorios. Sin embargo, el nuevo
director vio que había cosas que no funcionaban: “el índice de reincidencia es
muy elevado, y esto no puede seguir así. Nos
toman como modelo, pero desgraciadamente, por más que sean los mejores índices,
un 50% sigue siendo un dato muy elevado. No
podemos estar satisfechos ni autocomplacernos”.

Por
este motivo, Clavaguera decidió revisar las diferentes actuaciones económicas
que estaban pendientes y ver cuáles eran las más prioritarias. “No me parece lógico hacer unas inversiones
de restauración muy caras cuando lo que necesitamos es dedicar más dinero en
educadores”, decía. Así, pues, una de las decisiones que acababa de anunciar
hacía escasamente unas horas fue la polémica del agrupamiento en centros: “no
se trata de aglomeración, sino de poder ahorrar, intentando facilitar siempre las
cosas a los familiares”.

El
gran tema en el que incidió Clavaguera es la situación en que se encuentran los
jóvenes que empiezan a delinquir en faltas poco importantes y poco a poco van cayendo en delitos mayores: "van recibiendo pequeñas admoniciones, de las que no
son suficientemente conscientes, hasta que ya
es demasiado tarde y deben encerrarlos. Hay que erradicar el problema antes".

Finalmente, el director general de Justicia Juvenil explicó la situación
en la que se encuentran los profesionales de los centros de internamiento: “saben
perfectamente cuando un joven tiene solución o no. Hay casos que, nos guste o
no, ya no la tienen”.