El oratorio de Santa Maria de Bonaigua de Barcelona acogió a más de un centenar de personas —entre familiares, amigos y gente de UIC Barcelona— que quisieron dar el último adiós a quien fue el primer rector de nuestra universidad. La misa fue presidida por el vicario delegado del Opus Dei en Cataluña, Mn. Ignasi Font, y concelebrada por otros ocho sacerdotes, entre ellos Mn. Albert Ribot, sacerdote del Campus Barcelona.

En 1997, Jordi Cervós, cuando le quedaba poco tiempo para retirarse y empezar a ser catedrático emérito de la Universidad Libre de Berlín, decidió dar una vuelta de 180 grados a su trayectoria profesional aceptando el reto de dirigir una nueva universidad, en su amada Ciudad Condal. Este y otros puntos de su vida fueron de los que habló Mn. Ignasi, durante la homilía, en la que destacó dos aspectos fundamentales del Dr. Cervós: la completa disponibilidad a la hora de ponerse a trabajar en lo que hiciera falta —como el inicio de UIC Barcelona— y, a la vez, el inconformismo con el que actuaba y que le llevaba a no rendirse nunca ante las dificultades.

Un ejemplo de este inconformismo en su vida fue cómo se abrió paso en Alemania, donde vivió cerca de cuarenta años, para sacar adelante la labor que le encomendó san Josemaría, fundador del Opus Dei; y cómo, pese a los problemas con los que tuvo que lidiar, llegó a tener un gran reconocimiento y prestigio internacional.

Todo esto y mucho más, Jordi Cervós lo puso de manifiesto en su libro de memorias (Berlín y Barcelona, ida y regreso), publicadas en 2013 y que había presentado en UIC Barcelona, acompañado de su amigo de los estudios de Medicina, Jordi Pujol i Soley. Durante su vida, Cervós fue galardonado con la Gran Cruz del Mérito Civil de la República Federal de Alemania, la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio y la Creu de Sant Jordi. Además, fue nombrado doctor honoris causa de siete universidades: Barcelona, Zaragoza, Complutense de Madrid, Tesalónica, Hannover, Tokushima y Saransk (Rusia).