En esta ocasión, el seminario consistió en una mesa redonda conducida por Marc Grau, investigador del IESF y con la presencia de dos matrimonios: Trinidad Puente y Alberto Baselga, creadores de la cuenta de Instagram @lonuestro.info, sobre sexo, matrimonio y noviazgo y autores del libro Sexo para inconformistas; y Núria Marcet y Juanjo Sanz, coordinadores de formación afectivo-sexual de la diócesis de Terrassa (Barcelona).

En la introducción, el profesor Grau habló de la necesidad que tienen los jóvenes de tener buenos referentes, a través de los cuales se construye su identidad; por ello “la importancia y la calidad de los familiares y la calidad de los vínculos, que resultan fundamentales en esa capacitación de cada joven para llegar a ser la persona que soñó ser”.

Grau introdujo, así, a los ponentes, que hablaron de cómo son los jóvenes de hoy, qué tipo de acompañamiento necesitan y cómo ayudarles en su proceso de maduración.

En este sentido, Alberto Baselga hablaba de la importancia de la educación sexual de los jóvenes en las familias, “que actualmente es escasa y se descarga la responsabilidad en el colegio o en la parroquia o las asociaciones juveniles. Una escasa formación sexual perjudica al matrimonio y, en consecuencia, a la familia”. A la vez, el matrimonio Marcet-Sanz, aseguraba que los jóvenes de hoy “lo tienen casi todo y quizás por ello son más materialistas, sin embargo, valoran también una vida al aire libre, son solidarios y luchadores, cuando lo tienen claro”.

La clave de todo esto, asegura Trinidad Puente, es tener claro que “hacen falta matrimonios felices de verdad que transmitan con ilusión la vocación matrimonial”. “Un matrimonio feliz atrae, como atrae cualquier persona que disfruta de su vocación, sea la que sea”, confirmó Baselga.

En la misma línea, Núria Marcet afirmó que “la familia, hoy más que nunca, debe ser lugar de amor, de estabilidad, de sanación de las heridas, de reconducción de los problemas y por ello los padres debemos ‘estar’. Un gran problema hoy en día es la soledad de los niños y adolescentes en casa”.

A todo ello, la conclusión fue que el acompañamiento —silencioso o activo— es fundamental: ayudando y fomentando en los jóvenes la humildad que les haga capaces de escuchar y ayudarles a levantar la mirada, a ser personas trascendentes que salen de sí mismas y así, crecer.