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“La educación cada vez es más inclusiva y, gracias a la formación en Psicología, como docentes podremos detectar antes las dificultades de aprendizaje”
Marta Díez está cursando tercero del doble Grado en Educación Primaria y Psicología en el Campus Sant Cugat de UIC Barcelona. Tras un año de pandemia convulso y un traslado de campus, en esta entrevista nos explica su experiencia en el doble grado y su visión del sector. “Actualmente, los educadores tienen muchísimos retos”, asegura Díez, “un profesor nunca vive dos días iguales”
¿Por qué decidiste estudiar Educación Primaria?
Yo siempre me sentí muy a gusto en el colegio, pero no fue hasta los 14 o 15 años, mirando un vídeo, que me di cuenta de la gran importancia de la educación. Los maestros sientan los pilares de la sociedad. Inciden directamente en las próximas generaciones y pueden transformar el mundo. Además de esto, elegí estudiar Educación Primaria porque me apasionan los niños, y creo que podemos y tenemos que aprender mucho de ellos. Y, por supuesto, porque siento que es mi manera de aportar mi granito de arena a la sociedad.
¿Qué te aportan los estudios de Psicología en el doble grado con Educación?
Los grados en Psicología y Educación son muy complementarios. Es una combinación que a nadie le sorprende y, sin embargo, muy pocas universidades ofrecen (UIC Barcelona es la única de Cataluña). Cada vez la escuela tiende a ser más inclusiva. Por lo tanto, es esencial que los profesores tengan los conocimientos necesarios para atender a las necesidades de los alumnos. Los estudios de Psicología me aportan una visión más amplia y holística de la persona, lo cual me servirá para comprender mejor a mis futuros alumnos y adaptarme a ellos.
¿Cómo crees que ha influido la pandemia en el ámbito de la educación?
La pandemia ha provocado que los educadores, como tantas otras profesiones, se reinventen. Han tenido que crear una gran variedad de materiales y buscar recursos para trabajar en el formato en línea y adaptarse a las diferentes situaciones familiares.
El gran problema es que en primaria los alumnos no son autónomos, no puedes exigir a un niño de entre 6 y 12 años que aprenda igual a través de una pantalla. La educación es mucho más que la mera adquisición de unos contenidos. La COVID-19 ha puesto de relieve que no somos máquinas, que necesitamos el contacto y la interacción humana para vivir. Muchas veces a nuestro tiempo se lo llama la era digital, estamos enganchados a los móviles, las tabletas, los ordenadores… Vemos el mundo a través de una pantalla en vez de aprovechar todos nuestros sentidos.
¿Qué papel crees que tienen los educadores en una situación de crisis como la que estamos viviendo?
Creo que los educadores han asumido un papel clave en esta situación de crisis. Cuando todo empezó, en medio de la incertidumbre, fueron capaces de dar respuestas innovadoras. De impartir clase como nunca lo habían hecho. De acompañar y apoyar a sus alumnos en la distancia. Aun así, a pesar de haber tenido que adoptar nuevas metodologías y dar el 100 % de sí mismos, su papel sigue siendo el mismo. Educar a sus alumnos para que sean grandes personas, comprometidas con la sociedad.
Al inicio de este curso, los alumnos de la Facultad de Ciencias de la Educación os trasladasteis a las nuevas aulas habilitadas en el Campus Sant Cugat, dejando atrás las que teníais en Barcelona. ¿Qué ha supuesto este cambio para vosotros?
Ha supuesto un gran cambio. Hemos pasado de estar en un edificio que era exclusivo de la Facultad de Educación a compartir todo un campus con los diferentes grados de ciencias de la salud. Ha sido un cambio de ambiente total que estoy convencida de que resultará muy enriquecedor. Creo que compartir experiencias o conocimientos con otras personas te abre muchos horizontes. No obstante, todavía no hemos podido disfrutar al 100 % de estas experiencias. Al seguir la modalidad blended veníamos pocos días a la Facultad. Espero que el curso que viene podamos aprovechar todas las oportunidades que nos ofrecen las nuevas aulas.
¿Qué diferencias notables has encontrado entre ambos espacios?
Ambos son muy diferentes, yo diría que uno es el blanco y otro el negro. Las aulas anteriores eran las tradicionales: teníamos el pupitre del profesor y, delante suyo, filas de mesas largas fijas. En cambio, las nuevas son más innovadoras, están a la vanguardia de la educación. Lo más llamativo es que las mesas y las sillas son completamente móviles, todo tiene ruedas. Pero, además, se puede escribir en las paredes, tienen varias pantallas, las paredes son de cristal (lo cual da gran sensación de amplitud), hay mucha luz… Todo te mueve a trabajar de forma cooperativa y a ser más flexible al impartir la clase. Claramente, depende del estilo del profesor. Algunos saben aprovechar mejor todos los recursos, pero estoy segura de que entre todos aprenderemos a sacarles el máximo partido.
Con relación a los estudios y a la situación pandémica, ¿qué mensaje te gustaría transmitirles a tus compañeros de Educación?
Primero, me gustaría mandarles un mensaje de agradecimiento por el esfuerzo realizado. Y segundo, quiero pedirles que no pierdan la ilusión. Que hemos escogido una profesión exigente, pero que tiene su recompensa. ¡Estamos educando a la próxima generación!
¿Cómo describirías el futuro de la educación en unos años? ¿Será la psicología parte del plan de estudios del grado?
La educación en unos años va a ser mucho más inclusiva y, con el auge de la psicología como ciencia, cada vez podremos detectar antes las dificultades de aprendizaje. Los profesores se encontrarán con un gran número de casos con un diagnóstico establecido. Esto implica que habrá que conocer a fondo las dificultades que presenten para gestionarlas adecuadamente en el aula y saber brindarles todo el apoyo que necesiten.
A veces, se puede tener la visión de un trastorno de aprendizaje como un déficit, como una incapacidad, cuando, en verdad, nos señala que esa persona aprende diferente y ahí está la riqueza del ser humano. Lo importante es conocernos para así tener las herramientas y las estrategias necesarias para lograr nuestras metas.
Actualmente, la psicología ya forma parte de los estudios del grado. Sin embargo, en mi opinión, no es suficiente. Se imparte en los primeros cursos, cuando todavía no hemos visto cómo funciona en realidad el aula, qué conflictos pueden surgir, cómo se deben gestionar… Sería más interesante si fuera más aplicada, trabajando casos que hayan sucedido realmente.
¿Qué retos tienen los educadores actualmente y cómo crees que pueden hacer frente a ellos?
Actualmente, los educadores tienen muchísimos retos. Un profesor nunca vive dos días iguales. Dicho esto, en mi poca experiencia, creo que el mayor reto al que nos enfrentamos es cómo mantener la atención y motivación de los alumnos. Estamos en la sociedad de la inmediatez, nos hemos acostumbrado a conseguirlo todo en el momento, a cambiar de actividad constantemente, a intentar estar pendientes de mil cosas a la vez… Y de la misma manera que lo hacemos los adultos, lo hacen los niños. Un niño prácticamente desde que nace está expuesto a multitud de estímulos que pasan rápido y cuando llegan al cole esperan que todo sea rápido también. No han aprendido a prestar atención de verdad.
Como sociedad, deberíamos hacer un esfuerzo por llevar un ritmo de vida más lento y así poder disfrutarla más a fondo. Esta forma de vivir genera un gran estrés, tanto que se ha llegado a decir que es la enfermedad del siglo XXI.