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La Facultad de Humanidades de UIC Barcelona debate sobre el turismo cultural en nuestra ciudad
La marca Barcelona está viva al 100 %: es una de las conclusiones a las que se llegó en la mesa redonda organizada en el Museo del Modernismo de Barcelona. Esto implica que hay que saber gestionar los 7 millones de turistas que cada año llegan a la Ciudad Condal, y los 25 millones, en toda Cataluña. Medio centenar de personas pudieron disfrutar de esta sesión, organizada por la Facultad de Humanidades y el Postgrado en Modernismo Catalán: Arte y Gestión.
Cómo empezó diciendo la profesora de la School of Architecture Judith Urbano, moderadora de la mesa redonda, “antes, el turismo era estacional y ahora, en cambio, se ha convertido en algo de todo el año, sea lunes sábado, o domingo; y esto supone un reto”. Todo el mundo estuvo de acuerdo, y que la gran cuestión es aprender a manejar este nuevo paradigma y hacer que crezca el turismo de calidad.
Así, pues, la directora del Museo del Modernismo de Barcelona, Gema Losa; la directora de Casas Singulares, Isabel Vallès, y Joan Sibina, arquitecto y museógrafo, durante más de una hora, debatieron sobre qué hay que hacer en Barcelona, y también intervino el público. “La marca Barcelona –el arquitecto fue muy taxativo–, si no se hace algo para mantener el nivel de lo que somos, puede acabar muy mal: debemos gestionar muy bien lo que tenemos”.
Barcelona es una ciudad de ida y de vuelta: “Es verdad –reconoció Vallès– que la gente viene por Gaudí, pero en una segunda y tercera visitas, nos piden otra Barcelona”. Es esta ciudad la que hay que saber gestionar. “Tenemos que dar a nuestra ciudad un aire europeo, universal, pero sin olvidar lo que somos”, afirmó la directora del museo.
Eso sí: hace falta una mayor implicación de la Administración. “Al menos –explicó Losa– deberían ayudar a “espaiar” el turismo que se acumula en los lugares de siempre: en la Sagrada Familia, en La Pedrera… Debería encargarse de distribuir”. “Si queremos generar unos productos turísticos, aquí o en Montjuïc, o en cualquier otro lugar de Cataluña –justificó Sibina–, la Admistración pública debe preocuparse de cómo facilitar estos recorridos: ¿cómo ir a Montjuïc?, por ejemplo”.
El gran reto, pues, es convertir el turismo de masas en turismo cultural, turismo de calidad. Si no, se corre el peligro de lo que dijo uno de los asistentes: “Debemos tener unos profesionales de calidad y tenemos que poner unas normas; el modelo Barcelona se está encaminando al modelo de Venecia”.