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Mª Dolors Navarro participa en la jornada sobre el Día Internacional del Ensayo Clínico
El 20 de mayo tuvo lugar en Madrid, en el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, una jornada sobre el Día Internacional del Ensayo Clínico, que conmemora la fecha en que James Lind inició lo que está considerado como el primer ensayo clínico de la historia, en 1747. La profesora María Dolores Navarro habló sobre los ensayos clínicos desde el punto de vista de los pacientes.
En su conferencia, la profesora Navarro, de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud y subdirectora del Instituto Global de Salud Pública (IGS), se refirió a la visión de los pacientes respecto a la participación en los ensayos clínicos y el dilema social que ello supone. “Hay que informar bien a los pacientes –explica Navarro– sobre lo que supone participar en un ensayo clínico para que puedan decidir libremente si quieren o no hacerlo”. En este sentido, la profesora de la UIC habló de cómo se ha de informar y de la generosidad que supone participar en estos ensayos, así como de la responsabilidad de los investigadores para volver a la sociedad (y a los pacientes) los resultados extraídos de los estudios.
El ensayo clínico es un diseño de investigación en el que se quiere valorar la eficacia de una intervención, que puede ser la administración de un fármaco o medicamento, o bien puede tratarse de una intervención educativa, o unas acciones de rehabilitación o fisioterapia, etc. “Lo que se quiere –sigue la subdirectora del IGS– es comprobar si una acción tiene efecto o no. Al tratarse de un experimento, se debe velar mucho por la seguridad del paciente y por no hacer nada que no sea ético, por lo que, todos los ensayos se hacen con un protocolo muy estricto y riguroso para no hacer ningún daño”.
Esta jornada, organizada por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), se celebró el 20 de mayo para conmemorar el día en que el médico James Lind hizo, por primera vez, en 1747, un ensayo clínico que permitió descubrir la causa del escorbuto que afectaba a los marineros de la armada británica, la deficiencia de vitamina C.
Los ensayos clínicos son, en ocasiones, la única esperanza de pacientes con enfermedades para las que no existe un tratamiento establecido. Muchos de estos ensayos han permitido avanzar en el tratamiento de las enfermedades y transformar a otras incurables o mortales en enfermedades crónicas (como el tratamiento de la epidemia de VIH/SIDA). Disponer de ensayos clínicos en España permite que determinados pacientes puedan acceder de manera precoz a tratamientos que, si no fuera así, tardarían años en recibir.
La investigación clínica es también, además de un motor de conocimiento y esperanza, un importante motor económico: genera empleo en el sector salud y permite generar un tejido industrial vertebrado en torno al conocimiento.