19/01/2021

Maria Mut: “Hará falta tiempo y esfuerzo por parte del Reino Unido y la Unión Europea para minimizar el impacto inicial del Brexit”

Entrevistamos a la profesora de Derecho Europeo e Internacional de la Facultad de Derecho de UIC Barcelona con motivo del acuerdo comercial firmado a última hora entre el Reino Unido y la Unión Europea para evitar un Brexit duro.

Después de 47 años, el Reino Unido abandonó la Unión Europea el 31 de enero de 2020. Una vez finalizado el periodo de transición, el día 1 de enero de 2021 han entrado en vigor todos los cambios pactados y establecidos, entre los cuales se encuentra el acuerdo comercial que se logró tan solo una semana antes de que finalizara el plazo. ¿Cómo lo valoras?

Ha sido la mejor opción teniendo en cuenta las circunstancias. Nos encontramos en medio de una pandemia mundial, ha aparecido un nuevo brote de COVID-19 en el Reino Unido que ha comportado que diferentes países europeos hayan cortado las conexiones con la isla y más de mil camiones de transporte de mercancías quedaron parados en Calais en dirección al puerto de Dover, un hecho que generó caos, malestar y una preocupación por el abastecimiento de mercancías sin precedentes. Las negociaciones no han sido sencillas, pero finalmente han podido llegar a un entendimiento para evitar el Brexit duro, que hubiese sido el peor escenario posible.

A pesar del acuerdo, queda todavía un proceso largo en el cual habrá que acabar de encajar todas las piezas para que sea satisfactorio paraambas partes.

No podemos olvidar que el Reino Unido ha incorporado el acquis communautaire (acerbo comunitario) durante el casi medio siglo de pertenencia a la Unión Europea. Después de tantos años y con unas relaciones tan consolidadas es difícil llegar a un acuerdo en todas las materias que sea propicio para las dos partes. Por ejemplo, en el caso de la pesca, que era uno de los principales puntos de fricción de las negociaciones, se ha pactado un periodo de transición de cinco años y medio, en el cual los derechos de acceso recíproco a la pesca en aguas británicas restan inalterados. Teniendo en cuenta las diferentes especificidades, un precedente es Groenlandia, un territorio que abandonó las Comunidades Europeas en 1985 pero que tuvo que esperar hasta el 2013 para ver la entrada en vigor del acuerdo de asociación de pesca comercializada con la Unión Europea.

¿Cómo es que la pesca ha estado y sigue siendo un escollo tan trascendental?

El secretario de Estado para Gales, Simon Hart, siempre ha mantenido que tanto para la industria como para los ciudadanos galeses la soberanía del Reino Unido sobre la pesca en aguas británicas no es negociable. Si volvemosal caso de Groenlandia, la pesca también fue uno de los principales puntos de conflicto. A partir de su retirada el 1985, se firmó un acuerdo de pesca con la Unión Europea con cuatro protocolos que obtuvieron las condiciones específicas por un periodo determinado. El 2003 se completó una evaluación intermedia del pacto con la decisión de dividir el acuerdo general en dos: un acuerdo de asociación de pesca continua en términos comerciales y un acuerdo de asociación, que finalmente entraron en vigor diez años después. Con el Reino Unido ahora habrá una tregua de cinco años en este ámbito, pero cuando se vuelvan a sentar para negociar será otra historia. Hará falta mucha paciencia y muchos años de negociaciones, revisiones y modificaciones.

En el resto de materias, se ha pactado un comercio libre sin aranceles ni cuotas, que garantiza una competencia justa y el respeto a los estándares comunitarios, una de las cuestiones básicas para la Unión Europea.

La Unión Europea tiene unas normas muy estrictas respecto a los comportamientos desleales en el marco del derecho de la competencia, que tienen por objetivo promover una competencia justa en el mercado. La Comisión Europea es el ente que se encarga de hacer el seguimiento de las prácticas desleales, que pueden ser desde ayudas públicas a empresas, préstamos, subvenciones o desgravaciones fiscales. Cuando se hablaba de level playing field significaba que si el Reino Unido quería seguir participando en el mercado común, tenía que respetar estas normas. No habría sido justo para las empresas europeas, que tienen prohibido recibir estos tipos de ayudas, competir en el mismo mercado con empresas británicas subvencionadas públicamente.

Antes de que se formalizara el acuerdo, se habló de muchos modelos que podían inspirar la nueva relación del Reino Unido con la Unión Europea: Noruega, Canadá, Australia, Turquía... pero finalmente se ha llegado a un pacto inédito. ¿A qué se debe?

El Reino Unido tiene unos vínculos incomparables con el proyecto europeo, mucho más fuertes que algunos de los modelos de los cuales se ha hablado. El acuerdo ad hoc logrado ha tenido en cuenta las especificidades de la isla y su bagaje histórico durante más de cuatro décadas. El nuevo escenario, al menos de momento, conlleva el fin de la libre circulación de personas, mercancías, servicios y capitales entre el Reino Unido y la Unión Europea y puede comportar incluso problemas territoriales de difícil encaje constitucional en la isla.

¿Por ejemplo?

La frontera entre las dos Irlandas puede hacer tambalear el Good Friday Agreement (el Acuerdo de Viernes Santo), lo cual puede abrir la posibilidad de la celebración de un referéndum para la reunificación de Irlanda. También encontramos la cuestión de Escocia y la posible celebración de un nuevo referéndum de independencia y el caso de Gibraltar, que afecta directamente a España. Habrá que prestar atención a cómo evolucionan las relaciones. En cualquier caso, este acuerdo es solo un inicio, así que el marco de relaciones se irá configurando a lo largo de muchos años, hasta que sea más definitivo.

¿Era inevitable que el país británico haya acabado marchando?

El Reino Unido siempre ha tenido dudas constantes sobre el proyecto europeo. Antes de la votación sobre el Brexit del año 2016 hay que recordar el referéndum de 1975 en el cual se preguntó a los ciudadanos británicos si querían continuar siendo miembros de la Comunidad Económica Europea: Do you think the UK should stay in the European Community? Los problemas durante el mandato de Margaret Tatcher, las reservas con la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea o la negativa a la entrada al euro, la moneda única, son solo algunos de los ejemplos que han llevado el conflicto al escenario actual.

Y esto que en dos ocasiones se vetó la entrada del Reino Unido a las Comunidades Europeas...

Es imprescindible hablar de la figura de Charles de Gaulle para entender la situación desde el punto de vista histórico. El presidente de la República Francesa vetó la entrada en dos ocasiones de los británicos a las Comunidades Europeas, en 1963 y 1967. El doble veto respondió a la defensa de la influencia francesa en Europa y al hecho que De Gaulle consideraba que la historia, los intereses exteriores (los Estados Unidos y la Commonwealth) y el carácter insular del Reino Unido había propiciado que los británicos creasen una estructura política y económica diferente de la de Europa continental y que, una vez dentro, dinamitarían el proyecto europeo.

Finalmente no lo han dinamitado, pero sí que han hecho tambalear los cimientos del ordenamiento jurídico de la Unión Europea. ¿Hasta qué punto podemos ver más países siguiendo el mismo camino?

Es innegable que ha sido un golpe duro para la Unión Europea, por eso era imprescindible llegar a un entendimiento con el Reino Unido y consolidar unas buenas relaciones. Con el acuerdo ya firmado, el impacto inicial se suavizará y acabará siendo mínimo, pero hará falta tiempo y esfuerzo de ambas partes para conseguirlo. Actualmente veo poco probable que haya más casos como el Brexit, pero los acontecimientos políticos internacionales recientes nos deben enseñar que, a largo plazo, no podemos descartar nada.