La universidad puede ser un lugar óptimo para “hacer de cada cual, ante todo, una persona culta”, dice Mònica Argemí, citando al filósofo José Ortega y Gasset. Para llegar a este objetivo, sigue explicando, “hay que proporcionar una visión amplia e integradora del conocimiento humano, que es el que persigue la educación liberal, la misión de la cual es educar el alumnado, orientándolo en la vida profesional a través de un conjunto de calidades humanas y hábitos que lo capacitan para la reflexión y la búsqueda del bien común”.

El trabajo de Argemí parte de una situación en que las empresas y, en general, la sociedad, necesitan contar con personas competentes, en un sentido amplio y profundo de la palabra. “A menudo, la universidad no consigue lograr este gran reto —expone—. De entre muchas causas, podemos encontrar la hiperespecialización y la mercantilización de las instituciones educativas”.

Durante los últimos años, según el estudio, los programas de educación liberal —general education, liberal education, liberal arts, core curricula— se han extendido más allá de los países anglosajones, y han arraigado en contextos culturales, históricos y sociales muy diferentes. “La investigación –afirma la nueva doctora– plantea si esta educación puede contribuir a preparar mejor el alumnado y a resolver en parte algunos de los retos de las universidades actuales”.

La tesis consta de cuatro partes: una aproximación histórica del concepto de educación liberal, una revisión sistemática de la literatura de la última década que indaga en el diálogo académico sobre esta educación, un estudio Delphi con un panel de expertos internacionales sobre los aspectos identitarios de la educación liberal y un estudio teórico-especulativo sobre la educación liberal y la educación del carácter de las universidades.

De entre las conclusiones a las que llega este trabajo de investigación, se exponen evidencias sobre la contribución de la educación liberal a la educación del carácter del alumnado. Esto, dice Argemí, “ayudará a hacer que la educación universitaria recupere su más noble y original sentido”.

Es por eso que, continúa explicando, “la recuperación de la idea original de educación liberal y de los elementos identitarios de este modelo educativo, hace que acontezca un marco idóneo para educar la persona de manera holística o integral. Esto hará que el alumnado salga mejor preparado para su vida —profesional y personal— y como ciudadano, en una sociedad inmersa en un cambio constante”. De hecho, concluye Mònica Argemí, “es justo lo que estamos trabajando en UIC Barcelona desde el Instituto Cultura y Pensamiento a través, por ejemplo, del mentoring o sesiones específicas de formación, tanto para alumnos, como profesores”.