Durante la conferencia, Ollé profundizó en el verdadero papel del notario y cuáles son sus tareas ordinarias para dar más conocimiento a los alumnos sobre esta profesión y desmitificar así el típico argumento de que el notario “únicamente realiza una firma”.

Como el ponente explicó durante la conferencia, un notario es una persona licenciada en Derecho que posteriormente ha de haber hecho una oposición. El notario por una parte es funcionario público, y por otra, es jurista. El notariado es un cuerpo único estatal y depende jerárquicamente del Ministerio de Justicia.

El notario es un fedatario, es decir, da fe de los negocios jurídicos en los que interviene y los que se plasman en unos documentos jurídicos denominados registros y actas. Asimismo, da asesoramiento a las partes, jurídicamente hablando. También hace un control de legalidad y en el caso de que alguno de los pactos fuera contrario a la normativa, en esta situación el contrato sería nulo y el notario debería advertir sobre esta circunstancia a las partes para que puedan encontrar la solución adecuada.

Ollé destacó también que los notarios han sido seleccionados por el mismo Estado y por ello cuentan con un plus de seguridad jurídica. En su día a día, los notarios intervienen desde el derecho sucesorio (testamento), el ámbito familiar (regímenes de separaciones de bienes), la compra de una vivienda (hipotecas), hasta la posibilidad de dar un poder a un tercero (que tiene unos efectos prácticos y que muchas veces soluciona muchos problemas).

De esta manera, el notario ejerce la justicia preventiva, ya que un simple acto del notario efectuado a tiempo puede evitar muchos conflictos de carácter importante.

En cuanto al papel del colegio de notarios, Ollé explicó que fundamentalmente la institución vela para que se preste bien la función del notario, en definitiva, que todo el sistema funcione correctamente.