Se trataba de lo que en inglés se denomina un moot court, es decir, una simulación de juicio en toda regla. En los juicios, basados en hechos reales y en casos auténticos resueltos ante la Corte Internacional de Justicia en La Haya, en los Países Bajos, los alumnos debían prestar voz a los diferentes roles en un escenario también muy parecido al real. “La finalidad de la práctica –explica el profesor Espaliú– es que los alumnos asimilen mejor los conocimientos teóricos, se vayan familiarizando con el uso en el ámbito laboral de la lengua inglesa y desarrollen el gusto por la profesión jurídica”.

Así fue la práctica: cada una de las partes presentaba un escrito de alegaciones y, posteriormente, defendía sus argumentos en la vista oral. Para cada caso se constituía un tribunal de diez jueces que se encargaba de resolver la controversia planteada y, tras escuchar a las partes, dictaba sentencia. Con togas incluidas y en los idiomas de la corte, el inglés y el francés, esta experiencia ha permitido a los alumnos tener una primera noción de cómo se articula la práctica del derecho internacional.

Los dos casos estaban basados en hechos reales, pero los datos, las partes y algunos de los puntos y fundamentos jurídicos habían sido alterados. Concretamente, el primer juicio, se basó en un caso muy importante en la historia de la Corte, el caso Nicaragua, que trataba sobre las actividades militares y paramilitares de la Contra en Nicaragua en las décadas de los setenta y ochenta del siglo pasado y el apoyo de los Estados Unidos; el segundo juicio trataba de la secesión de Crimea de Ucrania y su incorporación a Rusia.

Satisfecho con la respuesta de los estudiantes, el profesor Espaliú afirmaba que “los alumnos han asimilado los conceptos teóricos enseñados en el curso y que van adquiriendo la madurez suficiente para afrontar el resto de sus estudios con garantías de éxito”.