Bajo el título “Public health communication and the Covid-19: A review of the literature during the first wave”, el trabajo pretende identificar y analizar el impacto generado por la primera ola de la COVID-19 (enero-junio de 2020) en la comunicación en salud pública, en un contexto en que los bulos y la información falsa circulaban en paralelo al virus. 
Publicado en la revista de primer cuartil Profesional de la información, el artículo refleja cómo la expansión del virus COVID-19 a principios de 2020 creció en paralelo a la difusión de rumores, noticias falsas o no contrastadas e incluso contradicciones entre fuentes informativas y fuentes sanitarias. Como explican los autores, “fue la primera pandemia retransmitida en directo por las redes sociales, que fueron hiperconsultadas ante cada giro de la crisis sanitaria. A diferencia de lo que sucedió en otras crisis mediáticas —como el Ébola o la gripe aviar—, en ésta los gobiernos y el personal sanitario se vieron incapaces de controlar el flujo informativo, superados en tiempo y en credibilidad por las redes sociales”; por eso, la desinformación que se produjo “fue de tal calibre que la OMS la calificó como infodemia”. 

Para elaborar el estudio, los investigadores realizaron una revisión sistemática de los artículos publicados en PubMed, Scopus y Web of Science, siguiendo las directrices Prisma, que arrojó una cifra de 1.157 trabajos que analizaban la comunicación en salud pública durante la primera ola de la COVID-19. Utilizando como filtro siete palabras clave, se alcanzó un corpus de 193 artículos que fueron analizados en su totalidad. En ellos se identificaron cuatro temas principales: la necesidad de una masiva alfabetización en salud pública; las redes sociales como fuente informativa y desinformativa durante la pandemia; la respuesta incierta de la comunicación institucional; y la cobertura de la pandemia en los medios informativos. 

Una vez analizados los contenidos, los autores proponen una alfabetización en salud a gran escala, que involucra también a los propios ciudadanos, y apuntan la necesidad de trabajar la información en salud de manera conjunta: gobiernos, instituciones sanitarias y medios de comunicación.

Además, señalan la enorme proliferación de fake news compartidas en las redes sociales, y la confusión y desinformación generada durante la primera ola. Todo ello, como recogen los autores, confirma la necesidad de tomar medidas para controlar en el futuro cualquier infodemia en torno a una crisis sanitaria y de incentivar el recurso entre profesionales expertos como fuentes fiables de información.
“Las redes, que en manos inexpertas provocaron confusión y ansiedad durante la primera ola, deben transmitir claridad y serenidad en manos autorizadas y fiables, tomando la delantera en la comunicación de cualquier incidencia y explicando claramente las formas de prevenir los contagios”, señala el artículo.