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Rafael Domingo: “Una empresa espiritualmente elevada retiene el talento, impulsa la innovación y mejora la satisfacción laboral”
La Cátedra Dirección por Misiones de UIC Barcelona organiza el próximo 10 de octubre el 10.º Simposio Empresas con Rostro Humano titulado “Aprendizajes para un futuro con propósito”. Durante la jornada se dirigirá la mirada hacia un futuro con propósito, considerándolo no como algo lejano sino consolidado en el presente y modelado por lecciones aprendidas
El Simposio, entre más ponencias y actividades, incluirá la intervención del catedrático Rafael Domingo Oslé sobre espiritualidad y negocios: clave para una nueva economía. Domingo es catedrático de Derecho y titular de la Cátedra Álvaro d’Ors de la Universidad de Navarra. Autor de más de 35 libros, 125 artículos científicos y 250 tribunas de opinión. Desde 2013 a 2023 Domingo ha trabajado en la Emory University de Atlanta en la influencia de la espiritualidad en la sociedad, sobre todo en el ámbito del derecho, pero también en la política, la empresa y la salud.
Domingo parte de la idea de que, si la realidad es una y es esencialmente espiritual, todo está conectado: la empresa, la política, la física cuántica, la salud, la religión, la ética, el arte, la belleza.
¿Cómo se puede vincular la espiritualidad con el mundo de los negocios?
Nuestro mundo racionalista se ha cerrado a la espiritualidad, pero la espiritualidad cuenta, Spirituality matters! Se está trabajando en ello desde hace tiempo. Existen ya manuales, como el de Nandram y Border, Spirituality and Business, o el de Luk Bouckaert y Laszlo Zsolnai, The Palgrave Handbook of Spirituality and Business, entre otros muchos, y revistas, como la Journal of Management, Spirituality & Religion, dedicados a esta cuestión. Vincular la espiritualidad con los negocios exige un cambio de paradigma mental por parte de los empresarios y trabajadores, que incluya la dimensión espiritual del ser humano como un factor que ha de tenerse en cuenta. Esto ya se ha producido de una forma clara en el mundo de la salud.
Y usted, personalmente, ¿cómo vincula la espiritualidad con la empresa?
Yo explico la vinculación entre la espiritualidad y la empresa a través de dos tríadas. La que engloba la espiritualidad, esencialmente unitiva, está compuesta por tres elementos: amor, comunión y don. La tríada que explica la empresa está formada por: abundancia, interacción y recursos. Las dos tríadas están íntimamente conectadas. El amor es abundante, la interacción genera comunión y los recursos deben ser vistos como un don, ya que son dados, recibidos. En la medida en que la tríada empresarial se acerca a la espiritual, las empresas mejoran sustancialmente en el bienestar de los empleados, el sentido del propósito, los valores espirituales y la productividad. En la explicación de esta conexión voy a centrar mi intervención en el 10.º Simposio Empresas con Rostro Humano.
¿Cuáles son los principales desafíos que las empresas enfrentan al integrar la espiritualidad en su cultura corporativa?
La espiritualidad, que es unión con lo divino (Dios incluido, si se cree en Él), los demás seres humanos, los animales y el universo en general, debe respetar la diversidad de fe, creencias y religiones. La espiritualidad es esencialmente inclusiva. El primer desafío, por tanto, es el respeto exquisito de la libertad religiosa de todos los trabajadores. El segundo desafío es superar la resistencia al cambio de aquellas personas que consideran irrelevante la espiritualidad. El tercer desafío es vencer la dificultad de evaluar los resultados del impacto de la espiritualidad en la empresa, como sucede con todos los intangibles (reputación, cultura corporativa, satisfacción de los clientes, etc.). En fin, nos movemos en un ámbito complejo pero apasionante donde el cortoplacismo nos mata. En este campo deben trabajar los expertos en medición de resultados.
¿Cuáles son estos resultados?
Una empresa de espiritualidad elevada suele retener el talento con más facilidad, sus empleados tienen un mayor grado de satisfacción laboral, hay un mayor sentido del propósito, se comprende mejor la visión y la misión, se impulsa más la innovación y la creatividad, las relaciones laborales son más saludables, el compromiso con los valores de la empresa es más firme, las cuestiones éticas se integran en la resolución de conflictos de forma natural, se defiende la centralidad de la persona, el fin deja de justificar los medios, disminuye hasta desaparecer la corrupción, hay un mayor impacto social y ambiental, se cuida más de las familias de los empleados, etc. Más allá de los indicadores económicos y financieros, que son básicos, un enfoque espiritual puede contribuir de forma relevante a la sostenibilidad y el crecimiento a largo plazo de la empresa al construir la relación empresarial sobre cimientos sólidos, entre ellos una reputación positiva a prueba de bomba.
¿Qué beneficios económicos y sociales puede aportar una perspectiva espiritual en el mundo de los negocios?
Una empresa espiritualmente alta se mantiene unida, cohesionada, y establece unos lazos de relación laboral mucho más profundos que la empresa que solo busca la rentabilidad. La espiritualidad afecta al clima de trabajo, que se hace mucho más confortable. Esto obviamente disminuye el estrés de los empleados y aumenta la productividad. Estas empresas que tienen en cuenta la espiritualidad suelen atraer más clientes que las demás, dada su integridad ética, lo que produce un aumento de ventas y de fidelización. Por otra parte, desde la espiritualidad es más sencillo crear una cultura de empresa, pues la cultura es la espiritualidad encarnada en un grupo humano. Al cuidar a la persona humana y ponerla en el centro de toda actividad, la espiritualidad facilita el desarrollo profesional de los empleados.