27/06/2014

Ramón Flecha defiende la importancia del diálogo para conseguir una educación de calidad

Ramón Flecha, catedrático de Sociología de la Universidad de Barcelona, doctor honoris causa de la West University of Timisoara e investigador de ciencias sociales en Europa, apadrinó la graduación de los alumnos de Educación Primaria, que tuvo lugar ayer en el Aula Magna del Campus Barcelona de la UIC. El acto fue presidido por el Dr. Albert Arbós, decano de la Facultad de Educación, y la Dra. Núria Arís, vicedecana de la misma Facultad.

El acto se inauguró con unas palabras de la Dra. Nuria Arís, vicedecana de la Facultad de Educación, quien felicitó a los nuevos maestros y les recordó que “la esencia de la verdadera vocación y profesionalidad en la tarea de educar es el compromiso hacia los demás”. Asimismo les animó a actuar siempre en positivo, ya que “las dificultades, que siempre estarán presentes, son oportunidades y retos para mejorar”. Por último añadió que en la Universidad siempre tendrían un lugar donde compartir inquietudes, buscar la innovación docente y encontrar una formación continua.

Acto seguido, Ramón Flecha, padrino de la promoción, felicitó a los alumnos por haber escogido una facultad basada en la excelencia. En su discurso recordó a los nuevos graduados que en el futuro próximo “solo podremos hacer nuestro trabajo y mantener nuestra imagen profesional si somos capaces de dialogar y argumentar con las familias las evidencias científicas en las que se basa todo lo que se hace con sus hijos e hijas”. En este sentido, Flecha afirmó que esta teoría de aprendizaje dialógico demuestra que “si se aprovecha bien toda la diversidad de nuestras interacciones aseguramos una formación muy actualizada y de gran calidad a lo largo de toda nuestra vida profesional”.

El decano de la Facultad de Educación clausuró el acto aconsejando a los ya nuevos maestros a conservar la capacidad crítica que la gente joven tiene contra los estereotipos o prejuicios generales, a luchar contra las afirmaciones que no están argumentadas y a enseñar a los alumnos a pensar, no a decirles lo que han de pensar, y a enseñarles argumentar, no a maltratar o despreciar a quienes no piensan como ellos. Concluyó recordándoles que la identidad humana es dinámica y que comprender esta evolución individual es la sensibilidad que tiene cada maestro, y que educar es acompañar y educar esa identidad. Les animó por último a reservar un rato cada día para la reflexión y a enfocar el trabajo como contribución a la sociedad.

En la graduación se entregaron los diplomas y el acto terminó con el tradicional Gaudeamus Igitur.