Bach inició la conferencia con una anécdota sobre el magistrado Holmes del Tribunal Supremo de Estados Unidos a inicios del siglo XX. A raíz de esto, afirmó que: “En aquel momento, los jueces únicamente aplicaban la ley sin tener en cuenta la justicia, no se incorporaba una perspectiva valorativa. Los tiempos han cambiado y la tarea de los jueces también. Estas transformaciones han surgido en todas las democracias avanzadas, con un gran poder de la función jurisdiccional, en su sentido más amplio”.
Así, Bach fue desgranando los principales cambios que se han ido sucediendo a lo largo de la historia. El primero hace referencia al cambio en las estructuras políticas durante el siglo XX, cuando se configura como máxima garantía de la justicia el principio de la legalidad. La independencia del poder judicial se fundamenta en el imperio de la ley y en la aplicación de la norma jurídica como máxima expresión de la voluntad popular. “Esta aplicación debía ser formal y automática. Se entendía que los ordenamientos eran completos y la norma era clara. En ese momento los jueces se encontraban limitados”, afirmaba la vocal del Consejo General del Poder Judicial.
Más adelante, con el Estado constitucional aparecen las constituciones rígidas, que sometían también al legislador a la ley. “Son textos que incorporan principios y derechos fundamentales actuando como vínculos y límites que también atan al poder legislativo, con un núcleo duro de garantía hacia los ciudadanos”, comentaba la conferenciante. “Ya no es un juez que solo aplica la ley formalmente y se desentiende del resultado, si no que la vinculación será siempre en cuanto que sea respetuoso con la constitución”.
Finalmente, hizo referencia al factor de la globalización que va afectando cada vez más a todos los países, ha propiciado nuevos conflictos que hasta ese momento eran desconocidos y tienen una nueva dimensión. En el ámbito de la justicia también ha tenido influencia hasta el punto de crear nuevos espacios normativos o normas internacionales. “Se ha pasado de un ordenamiento piramidal, interno y estatal a un nuevo paradigma de un ordenamiento jurídico en red, donde intervienen también nuevos organismos”, comentaba Bach, “esto establece una cierta seguridad jurídica, ya que la globalización interviene en todos los ámbitos de la vida.”
Como conclusión, Bach hizo una reflexión sobre el aumento del papel del poder judicial en el siglo XXI. “Esta ampliación se manifiesta, por ejemplo, en la consideración de la justicia como un servicio público. Esta consideración es relativamente nueva, anteriormente no se concebía hablar de la Administración de Justicia como se habla de sanidad o educación”. Y resaltó también que la administración de justicia de nuestro estado: “tiene un nivel de litigiosidad muy superior al que hay en muchos otros países europeos”.
