23/09/2015

‘Un 40 % de los turistas vienen a Barcelona por segunda o tercera vez’

El pasado 17 de septiembre, la Facultad de Humanidades se trasladó a uno de los nuevos emblemas del modernismo catalán. La Casa Lleó Morera fue la sede de una mesa redonda organizada por el Postgrado en Modernismo Catalán: Arte y Gestión, con el fin de hablar sobre el presente y el futuro del mantenimiento y la gestión de los patrimonios modernistas, cada vez más visitados por gente de todo el mundo.

La mesa redonda, a la que asistió medio centenar de personas, fue dirigida por la profesora del Máster en Gestión Cultural de UIC Barcelona y directora del Museo de Arte de Girona, Carme Clusellas. La acompañaron Lluís Bosch, responsable en el Ayuntamiento de Barcelona de la Ruta del Modernismo; Isabel Vallès, gestora de Casas Singulares, y Gemma Losa, directora del Museo del Modernismo de Barcelona.

La intervención de los diferentes ponentes sirvió para hacer un poco de historia de cómo ha sido, hasta hoy, la tarea de conservación de grandes obras modernistas, tanto en Barcelona ​​como en el resto de Cataluña. “Las Olimpiadas –concretó Lluís Bosch– fueron un momento muy importante de cara a dar un impulso a la restauración de muchos monumentos de los que podemos disfrutar hoy”. De hecho, decía Isabel Vallès, hablando de su caso: “Explicamos la historia de nuestro país a través de las casas singulares y, concretamente, de la casa Lleó Morera”.

En esta línea, Bosch, como responsable de la Ruta del Modernismo, contó que “el objetivo principal era hacer famoso un patrimonio, para que viniera mucha gente y así se pudiera ir restaurando más edificios”. Ahora bien, reconoció, “todo este modernismo está bien cuidado sobre todo gracias a los propietarios, no sólo al Ayuntamiento”.

Obviamente, también el Museo del Modernismo de Barcelona tiene mucho que decir, en referencia a la historia. “Tenemos un patrimonio realmente muy valiente –explicó la directora de este museo–; es una colección particular que se adelanta a los tiempos ya a partir de 1948, momento en que el modernismo no era tan bien visto como hoy”.

Con todo, uno de los grandes retos que afloraron durante la sesión fue la gran afluencia del turismo, debido, precisamente, a este impulso histórico de que se hablaba. “Está claro que el modernismo es muy importante en Cataluña –explicó Carme Clusellas–, pero ahora hay que lograr un equilibrio entre la conservación y el provecho turístico”. Con Barcelona en el centro. Según dijo Bosch, “un 40 % de los turistas vuelven a visitarnos dos o tres veces, y lo aprovechan para ir a Terrassa, La Garriga, Reus, etc. Como barceloneses, tenemos que estar muy orgullosos de ser este nudo”. El problema, especificó Vallès, es que “nos cuesta abrirnos al resto de Cataluña y nuestra función es ayudar a llegar a este gran patrimonio que tenemos y que seamos conscientes”.

Fue una mesa redonda muy participativa en la que, a pesar de las dificultades que presenta la cada vez mayor afluencia de turismo, se respiraba optimismo. Entre otras cosas, por el gran nivel de estudios modernistas. “En Barcelona –dijo Isabel Vallès– hay mucha gente que está haciendo grandes investigaciones sobre este tema. No hay en ningún lugar de Europa tanta gente especializada en el modernismo”. En esta línea se creó, pues, el Postgrado en Modernismo Catalán: Arte y Gestión, un “hijo pequeño” del Máster en Gestión Cultural, como definió, al final de la sesión, la decana de la Facultad de Humanidades, Teresa Vallès.