Como explica la profesora León, Directora del Observatorio de Políticas Familiares del IESF, “no se trata de demonizar estos juegos, sino de usarlo como un instrumento que realmente se puede convertir en aliado educativo, tanto para padres como para educadores”. “Lo que ocurre –explica Torras– no es que eduquen por sí mismos, pero sí que muchas veces son un apoyo muy interesante, ya que permiten potenciar algunos procesos psicológicos básicos como la atención o construir conocimiento en torno a unos contenidos”.

Por ello, Aprender con juegos digitales. El uso educativo de los videojuegos y los juegos en línea responde positivamente a la pregunta sobre si los juegos digitales tienen o no un uso educativo y en qué medida. Las claves –cuentan sus autoras– están en conocer cómo se aprende con las tecnologías de la información y la comunicación.

Se trata, pues, de dejar claro que, aun siendo verdad que algunos de estos juegos pueden ser un modelo de imitación para la violencia infantil, “a menudo están estigmatizados –explica León– debido a que los más vendidos tienen un alto contenido de violencia. Por ello, es importante seleccionar bien los juegos digitales”. Y, como afirma la profesora de la Facultad de Ciencias de la Comunicación, Eulalia Torras, “la comunitad educativa tiene que estar alerta porque hay juegos digitales que pueden potenciar la participación social entendida como promoción de vínculos afectivos y de compromiso social”.

El libro, publicado por la editorial Publicia, consta de 120 páginas y se puede comprar por Internet.