August Font i Carreras fue muy famoso en vida y tuvo una trayectoria llena de clientes y encargos importantes como la fachada y cimborrio de la Catedral de Barcelona, la iglesia de Montalegre, la Plaça de Braus de Las Arenas, el Palau de les Heures, la Maison Dorée, el Palau de Belles Arts para la Exposición Universal de 1888, sucursales para La Caixa d’Estalvis i Mont de Pietat… Su obra ecléctica hizo que, después de morir, su fortuna crítica fuera prácticamente inexistente; también ha sido ésta la causa por la cual muchos de sus edificios han sido derribados.

Barcelona, tan conocida por su arquitectura modernista, tiene pendiente revalorar otras obras y arquitectos del cambio de siglo que no siguieron con esta tendencia, sino que experimentaron con otros elementos y materiales, pero siempre con la misma intención de encontrar un nuevo estilo arquitectónico para un nuevo siglo. Con este libro, se estudia su producción y se reconoce su importante papel en la imagen actual de nuestra ciudad, llenando un vacío existente y haciendo justicia a August Font.